Gracias por tanto 


† Celso Morga Iruzubieta

El domingo 6 de noviembre celebramos el Día de la Iglesia Diocesana, una jornada que, como ya sabéis, trata de concienciar, agradecer y potenciar el sentimiento de pertenencia a la Iglesia local en la que vivimos la fe, la celebramos y evangelizamos.

Sin el trabajo que realizáis en vuestras comunidades parroquiales, desde la catequesis hasta la organización de la acción socio-caritativa, pasando por las distintas áreas pastorales, no sería posible llevar a tanta gente el mensaje de Jesús. Esa dedicación encuentra apoyo en muchas personas que, no pudiendo acompañaros, os ayudan con su oración y en la generosidad de aquellos que colaboran sosteniendo económicamente la labor de nuestras comunidades eclesiales, una labor que puede parecer insignificante pero que cuando se hace memoria deja entrever su magnitud.

Ahora que se acerca esta jornada, el Día de la Iglesia Diocesana, es momento de dar gracias. Tanto en la actividad pastoral como en la celebrativa, la evangelizadora, social y caritativa, educativa o cultural, muchos haciendo algo da como resultado muchísimo.

Cuando ponemos negro sobre blanco salen miles de datos sobre personas atendidas: parados, ancianos, refugiados, inmigrantes, niños y jóvenes evangelizados en catequesis, jóvenes formados en los centros católicos. Las cifras encierran nombres, personas, historias: la de Pedro, adicto que consigue romper el círculo vicioso que lo ataba a la droga; la de María, a la que el acercamiento a Dios ha dado sentido a una vida carente de sustancia; la de Anatoliy, un niño ucraniano que huye con su madre de la guerra y que es acogido en nuestra archidiócesis… Gracias por cada pequeño esfuerzo, gracias por tanto.

 

Gracias por tanto 


† Celso Morga Iruzubieta

El domingo 6 de noviembre celebramos el Día de la Iglesia Diocesana, una jornada que, como ya sabéis, trata de concienciar, agradecer y potenciar el sentimiento de pertenencia a la Iglesia local en la que vivimos la fe, la celebramos y evangelizamos.

Sin el trabajo que realizáis en vuestras comunidades parroquiales, desde la catequesis hasta la organización de la acción socio-caritativa, pasando por las distintas áreas pastorales, no sería posible llevar a tanta gente el mensaje de Jesús. Esa dedicación encuentra apoyo en muchas personas que, no pudiendo acompañaros, os ayudan con su oración y en la generosidad de aquellos que colaboran sosteniendo económicamente la labor de nuestras comunidades eclesiales, una labor que puede parecer insignificante pero que cuando se hace memoria deja entrever su magnitud.

Ahora que se acerca esta jornada, el Día de la Iglesia Diocesana, es momento de dar gracias. Tanto en la actividad pastoral como en la celebrativa, la evangelizadora, social y caritativa, educativa o cultural, muchos haciendo algo da como resultado muchísimo.

Cuando ponemos negro sobre blanco salen miles de datos sobre personas atendidas: parados, ancianos, refugiados, inmigrantes, niños y jóvenes evangelizados en catequesis, jóvenes formados en los centros católicos. Las cifras encierran nombres, personas, historias: la de Pedro, adicto que consigue romper el círculo vicioso que lo ataba a la droga; la de María, a la que el acercamiento a Dios ha dado sentido a una vida carente de sustancia; la de Anatoliy, un niño ucraniano que huye con su madre de la guerra y que es acogido en nuestra archidiócesis… Gracias por cada pequeño esfuerzo, gracias por tanto.

 
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