Gracias por tanto
† Francisco Cerro Chaves
Arzobispo de Toledo y primado de España
Gracias! Es la palabra que nace del corazón del Señor, cuando rodeado de los suyos exclama: «¡Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a la gente sencilla! Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien» (Mt 11, 25)
Gracias es la palabra que los cristianos hemos acuñado para la celebración del memorial de la muerte y resurrección del Señor: eucaristía.
Gracias es la forma de vivir de aquellos que se saben amados y enviados por el buen Dios, que nos convoca junto a su Hijo y, con el don del Espíritu, llena nuestras comunidades parroquiales y religiosas de la fuerza que viene de lo alto, y que lleva por todos los rincones noticia del amor de Dios.
¡Gracias por tanto! Queremos poner en valor este año el tiempo dedicado por las comunidades de vida contemplativa que en nuestra diócesis oran día y noche, alzando las manos hacía el santuario e intercediendo por nuestro pueblo. A este canto de alabanza se une la oración de toda la comunidad diocesana que reunida en el nombre del Señor y bajo la acción del Espíritu llama a Dios Padre.
¡Gracias por tanto! A vosotros, los voluntarios de las parroquias e instituciones de nuestra iglesia particular, que dedicáis vuestro tiempo a hacer el bien, de forma callada y silenciosa, como la lluvia fina que cae y empapa la tierra y hace que la semilla de la Palabra se siembre y florezca en las múltiples obras de la diócesis: catequesis, Cáritas, atención a los ancianos, migrantes, nueva evangelización, misiones, servidores del templo y de los lugares de evangelización, consagrados en la enseñanza, volun- tarios en la pastoral de la salud, hombres y mujeres que cada día, con vuestra sonrisa y vuestra entrega, señaláis el camino hacía Jesús.
¡Gracias por tanto! Cada día, en las diversas visitas que he he- cho en la archidiócesis y en los encuentros que mantengo con las realidades de nuestra Iglesia particular, he ido conociendo y amando los muchos dones con los que el Espíritu ha enriquecido a nuestra Iglesia con la multitud de sus carismas: abundantes vocaciones al sacerdocio, una vida consagrada que sigue siendo fértil y que estamos conociendo y amando más este curso pasto- ral y la muchas formas de presencia cristiana en la sociedad y en las parroquias que, como nos pide la Iglesia, intentan trasformar nuestra cultura con la luz del evangelio y llevar a todos la alegría del Evangelio.
¡Gracias por tanto! ¿Cómo no mirar con gratitud a todos lo que de forma habitual aportáis también vuestro dinero a la Iglesia diocesana?
Estos días podremos conocer todo el bien que se hace en nuestra archidiócesis; y todo ello es posible porque hay personas que dedican su tiempo, su trabajo, su talento y su dinero para que el Evangelio siga llegando a los más pobres y necesitamos de nuestra sociedad.
Que el ejemplo de san Ildefonso, nuestros santos de ayer y de hoy, los santos de la puerta de al lado, nos impulsen a seguir trabajando y haciendo el bien ¡Gracias por tanto!
Con mi bendición y oración.