Somos cristianos en todo tiempo y lugar

† Ángel Javier Pérez Pueyo

Obispo de Barbastro-Monzón

Como afirmé este verano ante un millar de jóvenes en el parque Palmela de Cascais (Portugal), durante la JMJ 2023 de Lisboa, se puede ser joven, guapo, moderno, audaz, creativo, inteligente... y al mismo tiempo creyente. Se puede ser mayor y creer en Dios; hombre, mujer, soltero, casado... y creer en él.

 

Por suerte, Dios no pide credenciales. En un mundo herido, que «ignora» o «bloquea» la dimensión trascendente (espiritual) que es constitutiva de cada persona, los cristianos contribu-
yen a generar en nuestros propios ambientes un verdadero clima de libertad, de esperanza y de alegría. Estamos llamados a ser cristianos alegres que muestran públicamente y sin vergüenza su propia fe, que no tienen reparos en santiguarse, en profesar la fe y celebrarla, en ser solidarios con los más desfavorecidos... contagiando con su dinamismo juvenil la alegría y la esperanza, la libertad y la autenticidad.

«Orgullosos de nuestra fe» es el lema del Día de la Iglesia Diocesana de este año, que a todos nos interpela sobre nuestro modo de ser y de estar en el mundo y que me evoca la pregunta que formula el apóstol Santiago: «Hermanos, si uno dice que tiene fe, pero no viene con obras, ¿de qué le sirve? ¿Acaso lo salvará esa fe?». La fe sin obras es una fe muerta. Ese Dios que no pide credenciales ni referencias sí que nos pide coherencia y autenticidad. Que nos levantemos y actuemos de forma fraterna y solidaria. Dignifiquemos y humanicemos la sociedad.

Somos cristianos en todo tiempo y lugar. Es lo que humildemente intentamos compartir con motivo de la celebración del Día de la Iglesia Diocesana. Aunque siempre seamos Iglesia, en esta jornada fijamos nuestros ojos en la familia más cercana, la que formamos los fieles del Alto Aragón oriental, cuya presencia y acción se dejan sentir todos los días del año, todas las horas, en todo momento. Al menos así lo intentamos y lo narramos con total transparencia en la Memoria anual de actividades, que está disponible en nuestra web.

Recogemos en ella lo que somos y lo que hacemos como Iglesia diocesana; es decir, contigo. Gracias por tu indispensable aportación de tu tiempo, tus cualidades, tu oración o tu apoyo
económico, tu herencia o tu legado: su unión hace posible la acción celebrativa y pastoral, la educativa, la asistencial y caritativa, patrimonial... En definitiva, la obra de esta Iglesia diocesana ue hacemos entre todos, como resultado de lo que creemos, vivimos y celebramos. Por todo ello, un año más, te vuelvo a dar las gracias personalmente y te animo a seguir colaborando de la manera que consideres más adecuada, traduciendo tu fe en acciones concretas y reavivando nuestra gran familia diocesana.

Con mi afecto y mi bendición.

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