Agradecidos por nuestra fe

† Joseba Segura Etxezarraga

"Fedeak, fededun danarentzat, ez dau kontu lotsagarri izan behar, eremu pribatuan zein alkartean, ikuspuntuak, aukerak, lehentasunak eta eguneroko erabakiak bideratzen dituan baldintza baino." 

La Iglesia que camina en Bizkaia celebra este año el Día de la Iglesia Diocesana con un lema que refleja nuestro agradecimiento por el valor y los aportes que nuestra fe tiene, al iluminar nuestro modo de entender la existencia humana, y orientar nuestro actuar. Entre nosotros hubo un tiempo en el que casi todas las personas eran bautizadas y una gran mayoría se consideraba creyente. Hoy, en algunos ambientes, no es fácil reconocerse como cristiano, y menos opinar y actuar de manera consecuente. La expresión pública de una fe personal no es ordinariamente bien recibida. Existe una presión social, implícita o explícita, que quisiera ver las creencias religiosas relegadas al ámbito de lo privado. No es fácil rezar en un restaurante, o referirse explícitamente a Dios en un discurso. Lo aceptamos en personas de otras culturas, de otras religiones con más naturalidad que entre quienes hemos nacido y vivimos en una tradición con profundas raíces e inevitables referencias cristianas de las que, sin embargo, muchos quieren tomar distancia, al menos públicamente.

Pero algo está cambiando. Aquí y allá surgen personas y grupos que se atreven a superar esas barreras, presentándose explícitamente como creyentes y actuando con convicción de modo consistente con nuestra fe. La valoración de esa fe, la certeza de que constituye un valor para la vida propia y la de quienes la aceptan, ese «orgullo» al que se refiere el lema de este año, no significa en modo alguno ningún sentimiento de superioridad. Al contrario, la certeza de la verdad de Cristo conlleva una actitud profundamente humilde y respetuosa hacia quienes no comparten nuestra fe religiosa. Los creyentes queremos colaborar en lo posible con todas las personas de buena voluntad, especialmente aquellas que tienen responsabilidades públicas. Pero el respeto a otras opiniones y propuestas no puede significar relativización en los debates públicos de nuestro modo de entender la dignidad de la vida humana, o de los ideales de justicia y de verdad que propone el Evangelio. La fe, para quien la tiene, no puede ser un elemento vergonzante, sino una condición que orienta visiones, perspectivas, prioridades y decisiones cotidianas, tanto en el ámbito privado como en el comunitario, en el convencimiento de que Cristo y el Evangelio son fuente de sabiduría y de coraje para todas las dimensiones de nuestra existencia.

El camino de la fe nunca se hace en soledad. En este Día de la Iglesia Diocesana nos presentamos como comunidad de creyentes que camina en Bizkaia agradecidos por el don de la fe que hemos recibido, convencidos de que, en medio del ciclón fragmentado y confuso de propuestas contradictorias de sentido que forman parte de nuestro entorno cotidiano, el proyecto de Dios para este mundo no es nunca un mensaje más, sino una propuesta capaz de hacernos crecer como seres humanos, capaz de fortalecer nuestras familias y comunidades que están débiles, capaz de animarnos a asumir responsabilidades públicas, capaz de abrir nuestras mentes y nuestros corazones al deseo de preservar y fortalecer una sociedad más humana, más abierta y mejor integrada.

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