Todos los que formamos parte de esta comunidad particular damos gracias a Dios que hace posible la vida cristiana en nuestros territorios y nos dirigimos a él con confianza para que provea todo lo necesario para el anuncio constante de la Buena Noticia.
Y si el Señor, que no nos necesita, ha querido contar con nosotros, agradecemos también a todas las personas que colaboran en las diferentes tareas pastorales, que hacen posible que muchos encuentren la ayuda que necesitan en cada momento, con la repercusión concreta en sus vidas que solo Dios conoce.
Cuántas personas implicadas en el cuidado de los templos y de sus celebraciones, en la catequesis, la administración, propuestas formativas, cáritas, cofradías, etc. Cuánta generosidad repartida en el sostenimiento económico de perso nas e instituciones, lugares y proyectos de todo orden que contribuyen al bien común. Cuánto agradecimiento a tantas personas que, con su oración y ofrecimiento de sus vidas, sostienen y hacen posible, en lo oculto de su testimonio, la tarea evangelizadora. Todos ellos hacen visible el rostro de Dios en medio del mundo.
Si a veces podemos contabilizar muchas de las acciones que se hacen en la Iglesia, cosas externas (obras, proyectos, vo luntarios, etc.), no podemos llegar a intuir la repercusión que tiene en el interior de cada uno el servicio realizado o reci bido, el alivio, consuelo, alegría, esperanza, etc., que puede experimentar a través de lo vivido en la comunidad cristiana.
Sigamos trabajando por el anuncio del Evangelio, capaz de hacer nuevas todas las cosas. Feliz Día de la Iglesia Dioce sana, tu Iglesia particular, la que también haces posible con tu colaboración. Gracias.