Orgullosos de nuestra fe

† José Luis Retana Gozalo

Obispo de Ciudad Rodrigo

Queridos diocesanos: hemos clausurado recientemente el Año Jubilar Teresiano, que nos ha llevado a contemplar la figura de santa Teresa de Jesús, que con gozo se sentía «hija de la Iglesia». Ella decía que «humildad es andar en verdad». Este año, la celebración del Día de la Iglesia Diocesana se enmarca bajo el lema «Orgullosos de nuestra fe». Si seguimos las indicaciones de la santa de Ávila, los cristianos hemos de reconocer con humildad que nos sentimos muy orgullosos de pertenecer a esta gran familia que es la Iglesia, que nos
acoge a todos y nos brinda diariamente las gracias que Dios siempre derrama para con sus hijos. No podemos menos que congratularnos por haber recibido el don de la fe, por poder compartirlo en la celebración de la Iglesia, por tener la oportunidad de mostrarlo a los demás con nuestro compromiso hacia los más desfavorecidos.

La celebración del Día de la Iglesia Diocesana supone para todos los bautizados una buena ocasión para reforzar nuestro sentido de pertenencia a la Iglesia, que es madre que nos
cuida a todos y que cuenta con cada uno de nosotros para ser cauce del amor de Dios en medio de un mundo que lo busca y que no siempre es capaz de encontrarlo o aceptarlo. De nuestra acción depende que muchos hombres y mujeres de nuestro tiempo se encuentren con Cristo y le abran de par en par su corazón. Pongamos nuestra existencia al servicio del
Señor implicándonos en la vida de nuestra Iglesia diocesana de Ciudad Rodrigo entregando nuestro tiempo, nuestras cualidades, nuestros recursos materiales para que la suma de tantos esfuerzos se vea regada por la gracia del Espíritu Santo y la haga fructificar en abundancia.

El mejor modo de sabernos y sentirnos orgullosos de nuestra fe y de nuestro ser eclesial es viviendo nuestra propia vocación en fidelidad. Los sacerdotes entregándoos sin reservas al cuidado y guía del pueblo que se os ha confiado en estrecha colaboración con vuestro obispo. Las consagradas siendo pranuncio de la gloria celestial desde vuestra dedicación total a Dios y a la salvación del mundo. Los fieles laicos trabajando por impregnar y perfeccionar el orden temporal con el espíritu evangélico a través del testimonio de Cristo en medio de las
tareas familiares, profesionales y sociales. No podemos por tanto guardarnos la vida de fe en nuestro «pañuelo» sino que hemos de mostrarla, compartirla, contagiarla, pues la fe crece
cuando se da.

A todos los que vivís vuestra fe desde el compromiso y la implicación propias de todo bautizado os animo a sentiros orgullosos de vuestra respuesta a la llamada de Dios y a ser fermento que impulse a otros muchos a implicarse en la vivencia de su fe en el aquí y ahora de nuestra diócesis.

Con mi afecto y bendición.

 

Orgullosos de nuestra fe

† José Luis Retana Gozalo

Obispo de Ciudad Rodrigo

Queridos diocesanos: hemos clausurado recientemente el Año Jubilar Teresiano, que nos ha llevado a contemplar la figura de santa Teresa de Jesús, que con gozo se sentía «hija de la Iglesia». Ella decía que «humildad es andar en verdad». Este año, la celebración del Día de la Iglesia Diocesana se enmarca bajo el lema «Orgullosos de nuestra fe». Si seguimos las indicaciones de la santa de Ávila, los cristianos hemos de reconocer con humildad que nos sentimos muy orgullosos de pertenecer a esta gran familia que es la Iglesia, que nos
acoge a todos y nos brinda diariamente las gracias que Dios siempre derrama para con sus hijos. No podemos menos que congratularnos por haber recibido el don de la fe, por poder compartirlo en la celebración de la Iglesia, por tener la oportunidad de mostrarlo a los demás con nuestro compromiso hacia los más desfavorecidos.

La celebración del Día de la Iglesia Diocesana supone para todos los bautizados una buena ocasión para reforzar nuestro sentido de pertenencia a la Iglesia, que es madre que nos
cuida a todos y que cuenta con cada uno de nosotros para ser cauce del amor de Dios en medio de un mundo que lo busca y que no siempre es capaz de encontrarlo o aceptarlo. De nuestra acción depende que muchos hombres y mujeres de nuestro tiempo se encuentren con Cristo y le abran de par en par su corazón. Pongamos nuestra existencia al servicio del
Señor implicándonos en la vida de nuestra Iglesia diocesana de Ciudad Rodrigo entregando nuestro tiempo, nuestras cualidades, nuestros recursos materiales para que la suma de tantos esfuerzos se vea regada por la gracia del Espíritu Santo y la haga fructificar en abundancia.

El mejor modo de sabernos y sentirnos orgullosos de nuestra fe y de nuestro ser eclesial es viviendo nuestra propia vocación en fidelidad. Los sacerdotes entregándoos sin reservas al cuidado y guía del pueblo que se os ha confiado en estrecha colaboración con vuestro obispo. Las consagradas siendo pranuncio de la gloria celestial desde vuestra dedicación total a Dios y a la salvación del mundo. Los fieles laicos trabajando por impregnar y perfeccionar el orden temporal con el espíritu evangélico a través del testimonio de Cristo en medio de las
tareas familiares, profesionales y sociales. No podemos por tanto guardarnos la vida de fe en nuestro «pañuelo» sino que hemos de mostrarla, compartirla, contagiarla, pues la fe crece
cuando se da.

A todos los que vivís vuestra fe desde el compromiso y la implicación propias de todo bautizado os animo a sentiros orgullosos de vuestra respuesta a la llamada de Dios y a ser fermento que impulse a otros muchos a implicarse en la vivencia de su fe en el aquí y ahora de nuestra diócesis.

Con mi afecto y bendición.

 

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