Que tantas personas hayan encontrado en la Iglesia respuesta a sus necesidades materiales y espirituales ha sido posible gracias al enorme esfuerzo que se ha realizado desde las parroquias y otras instituciones eclesiales, que es posible por la generosidad de muchas personas que han aportado importantes recursos según sus posibilidades.
Las necesidades continúan, es más, en no pocas familias se han incrementado, y este esfuerzo por asistirlas debe continuar, además del mantenimiento del habitual desarrollo de las actividades parroquiales que se ven sometidas a las restricciones que las normativas imponen, y que está suponiendo un trabajo adicional para poder realizarlas.
Esta situación difícil es una oportunidad para renovarnos, para ir a lo esencial, que es vivir y transmitir el amor de Jesucristo, y descubrir nuevos caminos para el anuncio del Evangelio.
Con esta Jornada de la Iglesia Diocesana queremos recordar que la Iglesia en el sur de Madrid es una realidad muy rica en personas y realidades eclesiales, pero a la vez hay en ella muchas necesidades de todo orden, por lo que la ayuda económica de todos y el servicio que cada fiel puede realizar es fundamental para que nuestra diócesis sea una luz en estos momentos que para muchos es de oscuridad.
A María, Madre de la Iglesia, encomendamos el camino de nuestra Iglesia y en sus manos dejamos nuestras necesidades con el sufrimiento y las esperanzas de los hombres.
Con mi afecto y bendición.