Gracias por tanto

† Francisco Jesús Orozco Mengíbar

En el Día de la Iglesia diocesana recordamos nuestra pertenencia a la Iglesia universal desde nuestra diócesis y brota una acción de gracias por lo recibido del Señor y sus promesas futuras: ¡Gracias por tanto! La Iglesia tiene como fin último  anunciar la Buena Noticia, pues existe para evangelizar (Cf. Ad  Gentes, n. 2), fiel al deseo misionero de Cristo al instituirla: «Id y  predicad el evangelio, bautizando en el nombre del Padre y del  Hijo y del Espíritu Santo» (Mt 28, 19).

 

Esta misión es posible en la diócesis de Guadix gracias a la generosidad de todos -laicos, sacerdotes, consagrados- que, en comunión, desde la oración, el servicio generoso, la aportación económica y las cualidades personales al servicio del Evangelio, con los mismos intereses y horizontes, remamos en la misma dirección.  Todo se enraíza en Cristo, en la eucaristía, en la vida sacramental  y la caridad, antorchas vertebradoras del quehacer diocesano,  que sustentan nuestras acciones, como dice el papa Francisco,  «Esa misión tiene su sentido pleno en Cristo y solo se entiende  desde él». (Gaudete et exultate, n. 20). La comunión y la centralidad en Cristo hacen de una diócesis verdadera parcela de la  Iglesia universal. Siendo necesarias, no nos perdamos en estructuras, programaciones y en proyectos «sin alma», anteponiendo «lo  nuestro» al bien común de la Iglesia universal. Anunciar a todos  que «Dios es Amor», que Cristo se ha hecho hombre, ha muerto y  ha resucitado, se convierte en la prioridad misionera, en el primer  anuncio de la fe de una diócesis que quiere ser Iglesia en salida.  

¡Gracias por tanto! Agradecer es tomar conciencia de que somos  parte de esta familia que vive al unísono la misma misión diocesana. Somos conscientes de que una Iglesia sinodal nos exige ser generosos y estar atentos a las necesidades y medios para que la  Iglesia pueda servir bien a los hombres de su tiempo en sus templos y parroquias, en Cáritas, en la pastoral educativa y en todos  los lugares y espacios donde por la formación y catequesis, la  vida sacramental y el servicio a los pobres, todos somos la única  Iglesia, el mismo cuerpo de Cristo. Un padre, se ha de preocupar  para que todos en la familia, y a cada uno según su capacidad,  le pueda llegar su parte para un digno desarrollo (Cf. Evangelium  gaudium, n. 92). 

El anexo con el balance económico, muestra lo que nuestra Iglesia  diocesana es y hace. La transparencia es credibilidad y camino seguro para todos.  

Gracias al consejo diocesano de asuntos económicos, al de cada  parroquia, al ecónomo diocesano que, en sinergia con los organismos y consejos diocesanos, sacerdotes y agentes de pastoral,  afrontamos las urgencias en una diócesis que quiere ser proactiva  y que en su conciencia misionera no quiere vivir de la nostalgia del  pasado. ¡Gracias por tanto! 

Con mi afecto y bendición. 

1 1 1 1 1 1 1 1 1 1

Artículos Destacados