Ciertamente, el coronavirus ha hecho que tengamos que modificar, de cara al presente curso pastoral, las actividades del anuncio del Evangelio: catequesis, reuniones de grupos, actividades formativas, despacho parroquial, visitas a enfermos…
Las parroquias han seguido manteniendo el culto y los sacerdotes ofreciendo la eucaristía y rezando por todos vosotros y por aquellos que, sin ser feligreses, también necesitan el apoyo de la oración: el personal sanitario, las fuerzas del orden, los militares, los que trabajan en los servicios esenciales, los que investigan, las personas de vida consagrada, los docentes, y por los que han perdido a sus seres queridos y por los difuntos. En definitiva, por todos, porque cada uno, en sus circunstancias concretas, sabe que es necesario.
A pesar de las dificultades económicas que esta crisis sanitaria ha traído y cuyas consecuencias reales todavía no podemos calibrar perfectamente, las parroquias y Cáritas se han volcado en los necesitados y en quienes han perdido su medio de vida, asegurando así el sustento de quienes no tienen otros ingresos.
Por ello, a través de esta carta en el Día de la Iglesia Diocesana, llamo a vuestras puertas, a vuestro corazón, a vuestra responsabilidad de cristianos y feligreses para pediros ayuda, para pediros caridad. Sea la que sea, será bienvenida. Nuestra Iglesia particular de Ibiza y Formentera necesita de vosotros, de vuestro tiempo, de vuestro saber, de vuestras ganas de ayudar en lo que sea y como sea. Necesita también de vuestro aporte económico.
Quiero agradecer de todo corazón y con un abrazo entrañable a aquellas personas que se han ofrecido para colaborar en todo lo necesario. Mi agradecimiento a quienes estáis dando lo mejor de vosotros mismos en las parroquias y en otros servicios eclesiales: sacerdotes, personas de vida consagrada y fieles laicos de cualquier edad, ya sean ancianos o niños y jóvenes. Gracias a quienes hacéis posible Cáritas, Manos Unidas, Juniors, Vida Ascendente, Equipos de Nuestra Señora, Comunidades Neocatecumenales, Catequesis, Formación de Adultos... A todos vosotros, dos palabras Una de aliento: ánimo; otra de reconocimiento: gracias.
A todos mi gratitud. Seguid con la confianza y la esperanza bien altas.
Junto a mi recuerdo y mi oración, recibid un cordial y fraterno abrazo.