Gracias por tanto y por tantos

† Manuel Herrero Fernández, OSA

Hay pocas palabras del diccionario español que expresen el sentimiento más profundo y definitorio del ser humano que la palabra gracias. También en la vida de la Iglesia y sus celebraciones es la gran palabra y sentimiento, alimentada por la fe la esperanza y la caridad, que expresan lo más profundo de la comunidad de creyentes como la eucaristía, que es una oración que engloba todo y que comienza diciendo: «En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias, siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo...».

También nuestra Iglesia que peregrina en Palencia todos los días eleva esa acción de gracias por tantos y por tanto. Por tanto como recibe de Dios Padre, fuente de todo bien, por medio de Jesucristo con el Espíritu Santo, «don en sus dones espléndido». Por tantas personas e instituciones que generosa y solidariamente colaboran con y en la Iglesia.

Hoy quiero hacerme intérprete de lo que implica la palabra Gra- cias por tanto. Agradecimiento por los beneficios recibidos de Dios a través de tantas personas e instituciones que generosa y solidariamente colaboran económicamente y en este tiempo de dificultades económicas, sociales y políticas con la Iglesia porque son creyentes, o porque sin ser creyentes apoyan la labor huma- nizadora que hace la Iglesia y hacen posible con sus donativos y con la X en la declaración de la renta, que la comunidad eclesial pueda, como Jesús, pasar haciendo el bien y curando a tantos he- ridos de la vida en las Cáritas diocesana y parroquiales, en la en- señanza, en las residencias de mayores, en los centros asistencia- les, en la conservación del patrimonio, en el acompañamiento de las gentes de nuestros pueblos, en la promoción de la cultura, en la promoción y desarrollo de los más desfavorecidos y descartados de nuestra sociedad y del mundo entero apoyando y sosteniendo diversas iniciativas, por ejemplo las que llevan a cabo en África, Asia o América los 274 misioneros y misioneras palentinos, etc.

La Iglesia diocesana no solo quiere ser agradecida con nuestra oración por todos, también quiere expresar su gratitud con la transparencia, dando cuenta en su portal en la web de las entra- das y salidas y en los balances parroquiales que, generalmente, se hacen públicos por los consejos de economía a finales del año.

La Iglesia no lo quiere para sí, para tener poder económico, social o político, sino para ser instrumento de la presencia del amor de Dios que ama a sus hijos, los hombres y mujeres, y busca su felici- dad temporal y eterna.

También damos gracias a aquellas que dan su tiempo a la comuni- dad eclesial de muchas maneras, en el cuidado de los templos, en el servicio catequético o litúrgico y caritativos, con sus iniciativas creativas, con sus sugerencias y también con sus críticas, hechas con buena voluntad, con sus cualidades y dones.

¡Gracias a todos y por todo y que Dios, el mejor pagador, os lo premie!

 

 

Gracias por tanto y por tantos

† Manuel Herrero Fernández, OSA

Hay pocas palabras del diccionario español que expresen el sentimiento más profundo y definitorio del ser humano que la palabra gracias. También en la vida de la Iglesia y sus celebraciones es la gran palabra y sentimiento, alimentada por la fe la esperanza y la caridad, que expresan lo más profundo de la comunidad de creyentes como la eucaristía, que es una oración que engloba todo y que comienza diciendo: «En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias, siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo...».

También nuestra Iglesia que peregrina en Palencia todos los días eleva esa acción de gracias por tantos y por tanto. Por tanto como recibe de Dios Padre, fuente de todo bien, por medio de Jesucristo con el Espíritu Santo, «don en sus dones espléndido». Por tantas personas e instituciones que generosa y solidariamente colaboran con y en la Iglesia.

Hoy quiero hacerme intérprete de lo que implica la palabra Gra- cias por tanto. Agradecimiento por los beneficios recibidos de Dios a través de tantas personas e instituciones que generosa y solidariamente colaboran económicamente y en este tiempo de dificultades económicas, sociales y políticas con la Iglesia porque son creyentes, o porque sin ser creyentes apoyan la labor huma- nizadora que hace la Iglesia y hacen posible con sus donativos y con la X en la declaración de la renta, que la comunidad eclesial pueda, como Jesús, pasar haciendo el bien y curando a tantos he- ridos de la vida en las Cáritas diocesana y parroquiales, en la en- señanza, en las residencias de mayores, en los centros asistencia- les, en la conservación del patrimonio, en el acompañamiento de las gentes de nuestros pueblos, en la promoción de la cultura, en la promoción y desarrollo de los más desfavorecidos y descartados de nuestra sociedad y del mundo entero apoyando y sosteniendo diversas iniciativas, por ejemplo las que llevan a cabo en África, Asia o América los 274 misioneros y misioneras palentinos, etc.

La Iglesia diocesana no solo quiere ser agradecida con nuestra oración por todos, también quiere expresar su gratitud con la transparencia, dando cuenta en su portal en la web de las entra- das y salidas y en los balances parroquiales que, generalmente, se hacen públicos por los consejos de economía a finales del año.

La Iglesia no lo quiere para sí, para tener poder económico, social o político, sino para ser instrumento de la presencia del amor de Dios que ama a sus hijos, los hombres y mujeres, y busca su felici- dad temporal y eterna.

También damos gracias a aquellas que dan su tiempo a la comuni- dad eclesial de muchas maneras, en el cuidado de los templos, en el servicio catequético o litúrgico y caritativos, con sus iniciativas creativas, con sus sugerencias y también con sus críticas, hechas con buena voluntad, con sus cualidades y dones.

¡Gracias a todos y por todo y que Dios, el mejor pagador, os lo premie!

 

 

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