Gracias por tanto
† Salvador Cristau Coll
Obispo de Terrassa
Gracias por tanto», este es el lema para el Día de la Iglesia Diocesana de este año. Y estas breves palabras, «gracias por tanto», nos llevan a una realidad que no siempre tenemos suficientemente presente en nuestra conciencia de cristianos.
Y esa real dad es la Iglesia. Hemos venido al mundo en el seno de una familia humana pero también hemos nacido a la vida nueva de los hijos de Dios en el seno de una verdadera familia, la Iglesia, nuestra madre. En ella recibimos el don de la fe, el bautismo, en ella se nos alimenta a lo largo de nuestra vida con la formación cristiana, la catequesis, la escucha de la Palabra de Dios, los sacramentos, especialmente el perdón de los pecados y la celebración de la eucaristía. En ella encontramos y realizamos la concreción de nuestra vocación cristiana por medio del sacra- mento del matrimonio o del orden sacerdotal, o también en otros caminos como el de una vida de consagración al Señor.
Así vivimos en la familia de la Iglesia, en ella nos alimentamos y crecemos, y cuando llegue el momento de dejar este mundo también lo haremos en la Iglesia como madre.
Sin embargo, no siempre llegamos a expresar el agradecimiento por tanto que recibimos, por tanto don recibido. Quizá porque consideramos, como pasa en nuestra propia familia humana, que la Iglesia hace lo que tiene que hacer y no pensamos que dar gracias a Dios y a nuestra madre es algo que debería salir espontáneo de nuestro corazón. Y también porque en nuestra conciencia de pertenencia a la Iglesia a menudo está más pre- sente nuestra comunidad parroquial o movimiento, o incluso la Iglesia como familia universal que en nuestra Iglesia local, nues- tra Iglesia diocesana.
Por eso hoy, Día de la Iglesia Diocesana, queremos expresar nuestro agradecimiento a esa dimensión de la familia que es la diócesis y que está formada por todos los que vivimos en una misma porción de esa Iglesia.
Fue el Señor Jesús quien al en- viar a sus apóstoles al mundo entero y después a sus sucesores los obispos, los envió también a formar de esas comunidades que ellos presidieron como en- viados del Señor, y por las que dieron sus vidas.
Hoy es un día para hacer cons- ciente esa realidad de la Iglesia, para agradecerle al Señor este don, y para concienciarnos también de que la Iglesia aquí en la tierra, además de nuestra oración y nuestro agradecimiento, que ciertamente son lo principal, nece- sita también de medios humanos, recursos económicos para llevar a cabo su misión en este mundo. En una situación de dificultades económicas para todos es sin embargo responsabilidad también de todos los que formamos parte de esta familia diocesana cola- borar con nuestra dedicación y aporte económico, en la medida de lo posible. Gracias a todos por vuestra comprensión.