Viene siendo frecuente que distintas personas y asociaciones arrojen a la opinión pública la falsa idea de que el Estado dota de una cantidad de dinero a la Iglesia, 11.000 millones o más según leamos, y muestran a la Iglesia como receptora de innumerables beneficios.

Viene siendo frecuente que distintas personas y asociaciones arrojen a la opinión pública la idea de que el Estado dota de una cantidad de dinero a la Iglesia, 11.000 millones o más según leamos, y muestran a la Iglesia como receptora de innumerables beneficios.

Con este tema hay que ser contundente ya que está muy claro. La Iglesia solo recibe del Estado la cantidad de dinero que los contribuyentes deciden al marcar la casilla en la Declaración de la Renta. Según los últimos resultados, la Iglesia recibirá algo más de 250 millones de la Declaración de la Renta de 2015. Pero es un ejercicio de libertad de cada contribuyente que así lo decide. Ese dinero no es del Estado sino que es del contribuyente. Es la oportunidad de destinar solo el 0’7 % de los impuestos a ese fin concreto de forma totalmente voluntaria. También el contribuyente podría elegir marcar la casilla de Otros fines sociales o ambas y es más, la Iglesia no tendría inconveniente en que hubiera casillas para otras confesiones religiosas o para hacer carreteras o para investigación y desarrollo... La casilla de la Iglesia en la Declaración de la Renta es una oportunidad para el contribuyente de decidir dónde quiere que se destinen parte de sus impuestos.

¿Qué ocurre? Que esas cifras publicadas por unos y otros suman también como de la Iglesia, por ejemplo, el dinero que reciben los colegios concertados. En este caso, los colegios concertados reciben ese dinero no por ser de instituciones de la Iglesia sino por ser colegios. ¿Hay colegios con otros idearios? Por supuesto. Y también reciben dinero por cada plaza. ¿Por qué? Pues porque ofrecen a la sociedad su propuesta educativa y quien quiere, la elige. Por tanto, ese dinero no va a parar a la Iglesia sino que tiene un destino claro: el colegio. Tiene un trasfondo en la Constitución Española claro: la libertad de los padres para elegir la educación de sus hijos. Y así sucesivamente en el ámbito de la sanidad, en el cuidado de ancianos, en la conservación del patrimonio, etc. Y es que la Iglesia no tiene ningún régimen fiscal especial sino que está sometida al régimen fiscal general.

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