¿Quién no admira la labor de un misionero que en un momento de su vida decide dejarlo todo y partir a la “otra orilla” sin otro recurso que el amor a Dios y, por Dios, a los más desfavorecidos?
Labor Evangelizadora
«La tarea de la evangelización de todos los hombres constituye la misión esencial de la Iglesia» (cf. Pablo VI, Evangelii nuntiandi, n.14).
«Cristo es la luz de los pueblos. Por ello este sacrosanto Sínodo, reunido en el Espíritu Santo, desea ardientemente iluminar a todos los hombres, anunciando el Evangelio a toda criatura (cf. Mc 16,15) con la claridad de Cristo, que resplandece sobre la faz de la Iglesia». (Lumen gentium, n.1. Concilio Vaticano II).