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“Gracias a la Iglesia, ahora me veo una mujer reforzada, más valiente y más fuerte”

Tras dos décadas cuidando de sus dos hijos y de su madre enferma, Erica estaba desorientada, perdida. No sabía cómo incorporarse al mundo laboral. Gracias a Cáritas y a su programa Talentos+4, asegura, ha redescubierto sus capacidades. “He recuperado la confianza en mí misma y soy una mujer más fuerte”, señala agradecida.

Durante veinte años su vida se centró exclusivamente en cuidar de sus dos hijos —que hoy tienen 22 y 15 años— y de su madre, que falleció el año pasado tras una larga enfermedad. A su muerte, Erica —zaragozana de 44 años— se sintió vacía. “No sabía cómo retomar mi vida laboral ni por dónde empezar”, reconoce, al tiempo que señala un resurgir soñado: “Gracias a Cáritas, he redescubierto mis talentos y mis capacidades. He recuperado la confianza en mí misma. Trabajo desde hace dos meses”.

Erica admite que estaba perdida, “con la autoestima muy baja”, cuando un conocido le habló de Cáritas, la confederación oficial de entidades de acción caritativa y social de la Iglesia católica, instituida en 1947 por la Conferencia Episcopal Española. Allí conoció sus programas de búsqueda activa de empleo y le asignaron a un tutor que encajaba bien con su perfil: “Encontré gente increíble, que me hizo ver los talentos que tenía, cuando yo pensaba que no tenía ninguno... Conseguí abrir los ojos. He adquirido confianza en mí misma. Todo ha cambiado”.

La madre de Erica sufrió un ictus con apenas 63 años, que le dejó secuelas importantes: “Fue muy duro al principio, para ella la primera, porque perdió el habla. Se enfadaba con todos los que tenía cerca, en parte porque no se podía expresar”. Erica se había casado hacía poco tiempo y toda la familia se tuvo que adaptar a la situación: “Yo tuve claro que iba a cuidarla... Ni lo pensé. Creí que era lo mejor y así lo hice. No es que fuera lo que tenía que hacer, es que simplemente me apetecía hacerlo”.

“Cuando mi madre falleció, me quedé vacía. Estaba perdida. No sabía ni por dónde tirar… Hasta que un conocido me habló de Cáritas”

En los primeros instantes de la enfermedad, la tristeza era la tónica dominante en casa de Erica. “Pero enseguida me quedé embarazada. Imagina: no era el mejor momento y fue difícil, pero luego ves que todo va pasando, que todo va bien. Y desde luego, fue una alegría en casa. También para mi madre. Y todo cambió”. Cada día era un esfuerzo grande. “Me llevaba a mi hija conmigo. Yo iba por las mañanas, ayudaba a darle el desayuno a mi madre, a asearla, la llevábamos a rehabilitación…”. Y así durante 20 años.

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En ese intervalo de tiempo, coincidiendo con la jubilación de su padre y tras el nacimiento de su segundo hijo, Erica pudo trabajar algunos años, pero siempre alternando con su familia ese cuidado materno que tanta falta hacía. “Cuando mi padre se hizo mayor, los tres últimos años de vida de mi madre, estuvo conmigo en casa. Sabía que la calidad de vida que le quedaba no era buena. Había vivido muy bien todo ese tiempo pese a la enfermedad, pero se estaba haciendo mayor, y yo lo sabía”. Hasta que murió, “y cuando fallece, se me fue un trozo de mí”.

Cuando intentó reincorporarse al mundo laboral, Erica estaba perdida: “No sabía ni siquiera hacer un currículum. Las cosas habían cambiado mucho”. Pero esa desazón inicial cambió radicalmente al entrar en contacto con Cáritas. “Allí me animaron a intentarlo”, apunta. En el programa Talentos+4 vio una verdadera posibilidad: “Te ayudan a valorar tus aptitudes, otras que puedes mejorar, te ayudan a potenciar las competencias que buscan las empresas”.

"Gracias a Cáritas, he redescubierto mis talentos y capacidades. He recuperado la confianza en mí misma"

Y así, Erica descubrió su innata capacidad para trabajar en equipo, su capacidad de aprendizaje, de adaptación a los cambios, capacidad para el trato con las personas… “Y también muchas cosas que tengo que mejorar, claro”, confiesa entre sonrisas.

En estos momentos, Erica se encuentra realizando un certificado de profesionalidad, que Belén, su ‘ángel de la guarda’ de Cáritas, le ha recomendado. Pero quiere seguir formándose. “Me gusta. Estoy contenta y no descarto hacer alguno más”, advierte.

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